2 feb 2020

Las maldiciones más famosas

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El otro día entré en el “escritorio” de Blogger, como todos los días, y cuál fue mi sorpresa al ver que habían rediseñado por completo donde se ven las entradas publicadas/borradores/programados y… my God, que cosa más horrible, pero claro… dudo mucho que ahora vayan a dar marcha atrás en el diseño. Si yo no me quejo de que una empresa decida lavarle la cara a uno de sus productos, el problema en este caso en particular, es que lo que debería haber rediseñado, actualizado y mejorado, es el editor de Blogger, porque está totalmente desfasado, pero en fin… espero que eso sea uno de sus próximos planes.

Hoy vengo con algunas maldiciones más legendarias de todos los tiempos que son por muchos conocidas, puede que en un futuro decida hacer una entrada por separado de cada una de ellas o de las más relevantes, pero por ahora están aquí todas juntitas.

La maldición de Superman

Algunos de los actores que personificaron al superhéroe
Su presencia en el cine está asociada a una maldición que afectó a quienes lo encarnaron. Kirk Alyn, quien lo interpretó en la década de los 40, nunca más consiguió trabajo. George Reeves, actor en una serie de televisión, falleció en circunstancias misteriosas. La vida de Marlon Brando, quien en 1978 representó a Jor-El en Superman, la película, se vio marcada por la tragedia e incluso Lee Quigley, quien hizo de Superman de niño en la misma cinta, falleció intoxicado a los 14 años. El caso más cercano es el de Christopher Reeve, el actor que lo interpretó en las últimas tres cintas de la serie moderna. En 1995 un accidente ecuestre lo dejó parapléjico hasta 2004, año de su muerte.‌En cuanto a la serie Smallville, se dice que el elenco estuvo a salvo porque Tom Welling, el protagonista, nunca se puso el traje del superhéroe.

La maldición de los Lee

Bruce Lee con su hijo Brandon
Los admiradores del experto chino-estadounidense en artes marciales, Bruce Lee, afirman que “fue el ser humano más perfecto, espiritual y físicamente” y se preguntan por qué murió tan joven pues su vida se extendió apenas de 1940 a 1973.‌Los reportes clínicos aseguraron que falleció de un edema cerebral provocado por un medicamento. Otros, sin embargo, explican su fallecimiento prematuro por una maldición familiar. Las primeras señales de ésta le llegaron con la visita de un fantasma y la muerte de uno de sus hermanos siento niño. Cuando su padre falleció a los 64 años, Bruce pensó que viviría la mitad de esa cifra.‌Se menciona, por otra parte, que su hogar en Cumberland, Hong Kong, era un lugar inadecuado de acuerdo con el feng shui, cuyos anteriores habitantes habían quedado en ruina.‌Aunque Lee y su familia trataton de corregir el feng shui, la acción maligna de los espíritus los perjudicó.

La teoría de la maldición se completa con el caso de Brandon Lee, su hijo.‌Falleció a los 28 años, durante el rodaje de El Cuervo, cuando se disparó un revólver Magnum calibre 34.‌Se suponía que sólo llevaba balas de fogueo, pero contenía una real.

La maldición de la película ‘Poltergeist’

Escena de la película 'Poltergeist'
En 1982 se estrenó una famosa película con ese nombre que generó su propia leyenda en torno a una supuesta maldición que azotó a quienes actuaron en ella. A poco tiempo del estreno de la película, en 1982; Dominique Dunne, la joven actriz que personificaba la hija adolescente de la familia, fue asesinada brutalmente por su novio, aparentemente a causa de celos.

Por otro lado, la casi protagonista, Heather O’Rourke, recordada y bonita niña de cabellos rubios y ojos azules, que había trabajado en los tres filmes, al poco tiempo de finalizar el rodaje de la tercera, en 1988, se levantó con fuertes dolores, para luego fallecer en el hospital, con un fatal diagnostico: estenosis intestinal; enfermedad tan extraña como repentina. Tenía 12 años.

La mala fortuna continuaría con más raras desapariciones.‌El imponente actor de origen indio,‌Will Sampson, un gigantón que se había dado a conocer en Atrapado sin salida (1975), fue convocado para interpretar a un chaman (curandero) con poderes curativos en Poltergeist II.‌Al terminar el rodaje, este hombre de apariencia tan fuerte y sano, vio su cuerpo invadido por un cáncer que lo consumió y llevó a la tumba. Otro actor:‌Julian Beck, fundador de la compañía teatral Living Theater, que en la segunda parte encarnaba a un maléfico sacerdote, fue hospitalizado al terminar el rodaje en una clínica de Los Ángeles, y se vio atacado por otra misteriosa enfermedad, que originó su deceso semanas después.

También se tiene conocimiento de que otros miembros del equipo técnico y artístico, fallecieron a poco de finalizar los últimos rodajes de la saga. ¿Coincidencia o consecuencias de una maldición?

La maldición de la Torre de Londres

El lugar ha sido espacio de leyendas y supuestas apariciones de espectros, pues allí padecieron las víctimas del rey Ricardo III y donde estuvo cautiva Ana Bolena, una de las esposas de Enrique VIII.‌En 1675, el rey Carlos II, estableció allí el observatorio real. El astrónomo del reino, John Flamsteed (1646 - 1719), se quejó con el monarca de que los cuervos interferían con sus observaciones y el rey ordenó que los ahuyentaran. Una vidente, cuyo nombre se pierde en la historia, le advirtió que si los cuervos eran expulsados, la torre se derrumbaría y “un gran desastre caería sobre el reino”. Atemorizado, el monarca decretó que en la torre siempre debían haber 6 cuervos para prevenir esa catástrofe. Hasta la fecha, la familia real se encarga de vigilar que siempre haya cuervos en el lugar, y éstos reciben cuidados especiales para evitar su huida. Ésta podría ser la razón de que la monarquía británica siga en pie.

La maldición del diamante Hope

El precioso diamante maldito
Este diamante fue conocido como el “Diamante Azul”. Se dice que podría prevenir de las minas de Kollur (India), donde fue robado y vendido al Gran Mongol. Actualmente se guarda en el Instituto Smithsonian de Washington D.C, aunque no faltan expertos que dicen que el Hope naufragó con el Titanic y reposa ahora entre los bosques de coral del fondo del mar. Es considerado uno de los diamantes más bellos del mundo. Estudios apuntaron que tenía un peso inicial de 112 quilates y que una vez tallado se quedó en 44,52 quilates y su precio ronda los 200 millones de euros. Se diría que sus destellos azulados emanan de un corazón frío como el hielo y aunque parece algo inofensivo, posee antecedentes de sangre y pasión y al que culpan de más de 20 muertes.

Durante tres siglos, reyes y mendigos, ladrones y cortesanos, han contemplado su aspecto… y han perdido la razón.‌La lista de víctimas es tan larga que sólo serán mencionadas las más conocidas:
Según la leyenda, la primera de sus víctimas fue un sacerdote hindú que sucumbió ante su embrujo hace más de 500 años, poco después de extraerse la gema del río Kistnsi, al sudoeste de la India. Este sacerdote se atrevió a robarla frente a la diosa hindú Sita, situada en el centro de su templo, pero fue descubierto y torturado hasta morir.

El diamante apareció en Europa en 1642, en manos de un contrabandista francés llamado Jean Baptiste Tavenier, quien lo trajo de la India. Con su venta al rey Luis XVI por 220.000 libras, Tavenier obtuvo dinero suficiente para comprarse un título nobiliario y una propiedad.‌La maldición no tardó en cumplirse. Se cuenta que Tavenier se arruinó a causa de una extraña conjura en la que intervino un familiar. Tuvo que huir a Rusia, donde hay gente que dice que contrajo una enfermedad contagiosa y murió en medio de fuertes convulsiones, pero hay otra gente que dice que fue hallado muerto de frío, devorado a medias su cuerpo por las ratas. Otros cuentan que su hijo contrajo tantas deudas en el juego que tuvo que vender todo lo que tenía y que, arruinado, volvió a la India para rehacer su fortuna y murió al ser atacado por una jauría de perros salvajes en 1669.

La maldición de Amityville

En todos los países hay ciertos sitios que se consideran malditos. Pero la casa que más terror infunde es la de Amityville, en el 112 de Ocean Avenue, Amityville, Nueva York. Dicha casa ha inspirado películas, libros, investigaciones, etc. Con todo ello, no se ha llegado a saber qué sucede dentro de la casa.‌Demonios, poltergeist, fantasmas de un cementerio indio… no se sabe.
Una madrugada de noviembre de 1974, el hijo mayor de la familia DeFeo, llamado Ronnie, de tan solo 17 años, asesinó a sangre fría a sus padres y hermanos con un rifle, dejando un total de seis personas muertas.
Disparé primero a mi padre, luego bordeé la cama y maté a mi madre. Después de eso, honestamente no pude parar aunque hubiera querido.‌No podía bajar el rifle, no podía dejar de apretar el gatillo.‌Sentía como si alguien estuviese dentro de mí, manejándome a su antojo.
Ronnie decía oír voces en la casa que le inducían a hacer esas atrocidades:‌“Cógelos. Mátalos.‌Acaba con ellos”. Esas voces fueron atribuidas por el tribunal como un desorden psicológico. Nunca se consideraron reales. El impactante suceso ocupó las primeras páginas de toda la prensa durante meses.

Años más tarde, la familia Lutz compró la casa por un precio irrisorio.‌La familia estaba feliz de haber encontrado una casa tan bonita por un precio tan bajo, dicha familia sabía lo sucedido, pero no le dieron mayor importancia, ya que pensaron que esas cosas eran sólo para gente supersticiosa. Desde el primer momento que ocuparon la casa, el matrimonio y sus hijas pequeñas sintieron una presencia sobrenatural, que se iba haciendo más fuerte con cada día que pasaba. Al principio, se escuchaban ruidos extraños a lo largo del día; luego, empezaron a aparecer manchas en las paredes y malos olores sin motivo aparente, las puertas y ventanas se abrían sola. Kathy Lutz dijo en reiteradas ocasiones que se sintió observada en ciertas partes de la casa, principalmente en las habitaciones, y que una vez vio unos ojos rojos que la miraban desde la oscuridad a través de la ventana. De repente, comenzó a tener reiteradas pesadillas sobre los crímenes sucedidos en la casa, pero que las víctimas eran los componentes de su familia. La supuesta entidad que habitaba la casa trató, incluso, de apoderarse de los cuerpos de sus residentes, manipulandolos a su propia voluntad y obligándolos a cometer actos de naturaleza violenta, algo en lo que la familia nunca quiso profundizar.

A los pocos días de vivir en la casa, el matrimonio se convenció de que la casa estaba poseída por una presencia demoníaca y recurrió al sacerdote de la iglesia más cercana, quien contó que al tratar de bendecirla, escuchó una voz que lo echaba, una voz que surgió de la nada desde la planta más alta y gritó:‌“¡Lárgate de aquí!”.‌Según los relatos de entonces, cuando el sacerdote entró en la casa, el ambiente se llenó de un olor putrefacto y una nube invadió el lugar. El religioso debió luchar contra una fuerza física que le impedía acercarse a la casa y finalmente fue violentamente expulsado. La visita del sacerdote marcó el punt en el que los sucesos se incrementaron. George Lutz empezó a sentir presencias extrañas e incluso sentía miedo de abrir los grifos, pues suponía que una presencia maligna saldría de ellos si abría la llave de paso. Las alucinaciones iban en aumento, así como la desconfianza en la familia. George también afirmaba que su mujer se estaba transformando en una bruja pues, según él, se le estaban cayendo los dientes y el pelo. Éste también decía que todas las noches, a las 3:15 de la madrugada, se despertaba por unos ruidos que oía.

Después de que los Lutz abandonaron la casa para siempre, ésta se encuentra deshabitada y sobre la cual pesa el estigma de la leyenda de Amityville.

La maldición de Tutankamon

En la década de los años 1920, el egiptólogo Howard Carter, descubrió la existencia de un faraón de la XVIII dinastía hasta entonces desconocida, y convenció a Lord Carnarvon para que financiase la búsqueda de la tumba que se suponía intacta en el Valle de los Reyes. El 4 de noviembre de 1922 se descubrieron los escalones que descendían hasta una puerta que aún mantenía los sellos originales. El día 26 de ese mismo mes, en presencia de la familia de Lord Carnarvon, se hizo el famoso agujero en la parte superior de la puerta por el que Carter introdujo una vela y vio según sus palabras “cosas maravillosas”. La tumba resultó ser la del faraón Tutankamon y es la mejor conservada de todas las tumbas faraónicas. Permaneció prácticamente intacta hasta nuestros días hasta el punto que cuando Carter entró por primera vez en la tumba, incluso pudo fotografiar unas flores secas de dos mil años atrás que se desintegraron enseguida. Después de catalogar todos los tesoros de las cámaras anteriores, Carter llegó a la cámara real donde descansada el sarcófago del faraón desde hacía tres mil años.

En marzo de 1923, cuatro meses después de abrir la tumba, Lord Carnarvon fue picado por un mosquito y poco después se cortó la picadura mientras se afeitaba.‌En unos días enfermó gravemente y fue trasladado a El Cairo.‌Aunque los médicos pudieron detenerle la infección que había empezar a extenderse por todo el cuerpo, una neumonía lo atacó mortalmente. Se cuenta que, a la misma hora, el perro de Lord Carnarvon aulló y cayó fulminado en Londres.‌Además, cuando la familia recibió la noticia de la muerte, un fallo de electricidad dejó a oscuras la ciudad.

Poco más necesitó la prensa inglesa para airear las leyendas de la maldición de los faraones.‌Incluso algunos afirmaron que en un muro de las antecámaras estaba escrito:‌“La muerte vendrá sobre alas ligeras al que estorbe la paz del faraón”, aunque en realidad esta frase nunca apareció en las detalladas notas de Carter y el muro fue derribado para entrar en la tumba.

A la muerte de Lord Carnarvon siguieron varias más. Su hermano, Audrey Herbert, que estuvo presente en la apertura de la cámara real, murió inexplicablemente en cuanto volvió a Londres. Arthur Mace, el hombre que dio el último golpe al muro para entrar en la cámara real, murió en El‌Cairo poco después, sin ninguna explicación lógica. Sir Douglas Reid, que radiografió la momia de Tutankamon, enfermó y volvió a Suiza donde murió dos meses después. La secretaria de Carter murió de un ataque al corazón, y su padre se suicidó al enterarse de la noticia. Y un profesor canadiense que estudió la tumba con Carter murió de un ataque cerebral al volver a El‌Cairo.

La maldición de La Llorona

La Llorona es, quizás, una de las leyendas más antiguas y conocidas en México, y extendidas al resto de América Latina y, desde luego, tiene tantas versiones como se pueden imaginar: hay quienes afirman que era la antigua diosa azteca Chihuacóatl; hay otros, sin embargo, que la ubican como una mujer de gran belleza que existió durante la época del México colonial.

Pero, ¿quién es esta misteriosa y al mismo tiempo aterradora mujer? Aunque el origen varía, a grandes rasgos, La Llorona es el alma en pena de una hermosa mujer vestida de blanco que todas las noches vaga por las calles o a las orillas de los ríos, lamentándose por la pérdida de sus hijos, su belleza ejerce una gran atracción en todos los hombres y sus gemidos y lamentos aterrorizan a todo el que la escucha.

Es muy posible que esta leyenda tuviera su origen en la antigua cultura azteca, donde se creía en las Cihuateteo, que no eran otra cosa más que los espíritus de las mujeres muertas durante el parto y a quienes se les honraba por haber perdido la batalla que representaba el dar a luz; los antiguos pobladores de México Tenochtitlan, creían que podían encontrar estos espíritus llorando por sus hijos en los cruces de caminos. Es muy común que las Cihuateteo estén profundamente relacionadas con la diosa Cihuacóatl quien, dentro de la mitología azteca, fue la primera mujer en dar a luz y por lo tanto se convirtió en la diosa protector de los partos y de las mujeres que morían al parir.

La maldición de Macbeth

Representación de la tragedia
La tragedia de Shakespeare es una de sus obras más asombrosas: los actores la consideran una pieza fatídica y evitar pronunciar su nombre. En la primera función, Hal Berridge en el papel de Lady Macbeth, enfermó y falleció. Un siglo después, en el reestreno, cayó una gran tormenta en Londres y la reina Ana ordenó una semana de oración y el cierre de los teatros. En 1849, cuando se presentó en Nueva York con el actor inglés William MacReady, los admiradores de su rival, el estadounidense Edwin Forrest, organizaron un botín en el que fallecieron 22 personas. Se cuenta asimismo, que Abraham Lincoln leyó pasajes de esa obra, su favorita, el día en que lo asesinaron, en 1856. En 1928, durante la representación en el Royal‌Court Theatre de Londres, parte del escenario se derrumbó e hirió a los actores y la caída de un elemento de la tramoya casi mata a Laurence Olivier. Uno de los casos más recientes es del año 1954, en una función al aire libre en las Bermudas, el fuego que se encendió en la escena se extendió en las butacas y ocasionó la estampida del público.

Fuente: Taringa

Y eso es todo por hoy. ¿Qué os ha parecido?‌¿Os creéis alguna de estas maldiciones?  ¿Conocéis alguna más?

1 comentario:

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