Leyendas españolas

Hey babies! Es de todos sabido que todos los países cuentan con sus propias leyendas y España, por supuesto, no podía ser menos, así que hoy traigo algunas las leyendas que recorren la geografía española.

Los amantes de Teruel

En la comunidad autónoma de Aragón, se encuentra la ciudad de Teruel. Una de las iglesias más representativas de dicha localidad fue reformada en el siglo XVI y durante esa remodelación fueron hallados dos cuerpos momificados, acompañados de un documento que decía que los cuerpos pertenecían a Isabel Segura y Juan Diego de Marcilla, cuyo enamoramiento había sido impedido por sus familias.

La condición para estar juntos era que Diego de Marcilla se hiciera rico, con lo que decidió irse a hacer dinero y tiempo después volver a por Isabel. En el transcurso, el padre de Isabel le buscó otro marido, con quien se casó el mismo año en que Diego regresaba. El impacto de él fue tan grande que cayó muerto al enterarse. En el funeral, Isabel le dio un último beso, en señal de culpa y reconciliación y al hacer eso, cayó muerta sobre el cadáver de Juan Diego. Ante la sorpresa, los familiares decidieron enterrarlos juntos, como símbolo de una aprobación tardía de su amor.

La mezquita de Córdoba

En la ciudad de Córdoba, en la comunidad de Andalucía, se cuenta que un joven cristiano compraba flores a su enamorada, una bella joven de origen musulmán. Al pedirle matrimonio, ella aceptó también convertirse al cristianismo, pero su intención se vio impedida por unos soldados que la asesinaron el mismo día que sería bautizada.

Como castigo, estos soldados encadenaron al joven en los pilares de una mezquita. Mientras estuvo encadenado, el joven dio forma a una pequeña cruz con su uña, que hasta el día de hoy puede verse en el mármol de la columna donde pasó el resto de sus días.

La isla de San Borondón o San Brandán

Cuenta la leyenda que el archipiélago canario cuenta con una isla que constantemente aparece y desaparece. Esta isla debe su nombre a San Brandán de Clonfert, mejor conocido como Borondón, un irlandés que cruzó el océano atlántico con fines evangélicos.

Al llegar a la isla, la definió rápidamente como un paraíso terrenal, pero resultó dificíl de ser ubicaba por otros navegantes. Se trataba de una isla que algunos aseguraban haber visto, mientras que otros, al dirigirse por las mismas indicaciones, no lograban llegar a destino. Posteriormente, la misteriosa desaparición de la isla se atribuyó a la espesa niebla que cubre la región; razón por la cual se conoce hasta nuestros días como "la isla perdida", "la isla encantada", "la isla encubierta", entre otros nombre.

El barranco de Badajoz

En la isla de Tenerife, en las Islas Canarias, existe un barranco conocido como el Barranco de Chamoco o Barranco de Badajoz. Se trata de un gran cañón que, según la leyenda, ha sido testigo de la presencia de extraterrestres, o bien, de seres angelicales. Incluso se habla de rituales satánicos y fenómenos paranormales a los que se les han dedicado algunos estudios.

Dichos fenómenos vienen de distintas luces y figuras cuya procedencia no se ha podido explicar. También se le han atribuido algunas desapariciones; tanto así que, algunos especialistas en fenómenos paranormales, han atribuido al Barranco actividad similar a la que se atribuya al popular Triángulo de las Bermudas.

La cruz del diablo de Cuenca

En la ciudad de Cuenca, en Castilla-La Mancha, vivía un joven tan seductor que lograba conquistar a cualquier mujer que se propusiera. Sus dotes se vieron cuestionados ante la llegada de una mujer extranjera de nombre Diana, que resultaba atractiva para hombres y mujeres por igual.

Cerca de la fecha de Todos los Santos, el joven recibió una carta de Diana, donde lo citaba en la Ermita de Cuenca. Tan pronto como comenzaba su acercamiento físico hacia ella, la mujer se convirtió en una terrorífica criatura que reía a carcajadas y que se asemejaba al mismísimo diablo.

Presa del miedo, el joven corrió hasta una cruz ubicada fuera de la ermita, y se abrazó con fuerza a ella. El diablo lo persiguió y enseguida se lanzó sobre el joven, logrando dejar una huella en la cruz que hasta el día de hoy puede apreciarse.

Las brujas de Zugarramurdi

Sobre esta leyenda existen varias versiones y todas hacen alusión a unas brujas y brujos que vivían en el municipio de Zugarramurdi, en Navarra. Éstos se reunían para adorar a una diosa de la tierra que existía en distintas cuevas y prados de la zona.

Además, cuenta la leyenda que alababan a los espíritus protectores que hacían a las mujeres poseedoras de varios poderes sobrenaturales. Este espíritu se llamaba Akerbeltz, que significa "macho cabrío" en euskera. Por lo mismo, a las reuniones en dichas cuevas se les llamaba Akelarre, que quiere decir "prado del cabrón".

La maldición de Ochate

Existe una ciudad en Burgos una localidad despoblada llamada Ochate, que a día de hoy es por muchos conocida como un pueblo maldito. Cuenta la leyenda, que esta localidad es sede de numerosos eventos paranormales después de haber pasado por tres tragedias.

La primera fue la epidemia de viruela de 1869, donde sólo lograron sobrevivir 12 personas en la misma localidad. Años después, la población se recuperó, pero enseguida fueron presas de una mortal epidemia de tifus. Finalmente, y luego de haberse restablecido nuevamente, una epidemia de cólera terminó por acabar con los últimos habitantes. Todo ello dio origen a la leyenda de la maldición de Ochate y es que, ninguno de los pueblos y localidades vecinas habían pasado por esas mismas tragedias.

Las caras de Bélmez

A partir de la década de los 70, empezaron a aparecer pigmentaciones en las paredes y en el suelo de una casa situada en Bélmez de la Moraleda, en la comunidad autónoma de Andalucía, provincia de Jaén. Dichas pigmentaciones tomaban la forma de rostros, cuerpos y esqueletos humanos.

A pesar de los intentos de los habitantes por cubrirlas con cemento y otros materiales, éstas, a día de hoy, sigue apareciendo. Cuenta la leyenda que estas apariciones corresponden a los cuerpos enterrados en el cementerio medieval árabe hallado en el subsuelo de la casa, aproximadamente a 3 metros de profundidad. Así pues, las caras de Bélmez no se han convertido solo en una importante leyenda española, sino también en tema de conversación entre amantes del misterio.

Lago de Bañolas

En la provincia de Girona, ubicada en Cataluña, existe un lago llamado Lago de Bañolas, el más grande de toda la comunidad y uno de los más extensos de España. Tal como ocurre en el Lago Ness, cuenta la leyenda que en el Bañolas existe un monstruo con forma de dragón, con piel gruesa, pues, alas, colmillos y grandes patas. Han sido varios los intentos por encontrarlo y matarlo, desde Carlomagno hasta un emperador con ayuda del ministro francés San Emérito.

Así mismo, contaban los vecinos que este dragón es el responsable de las desapariciones de ganado, inundaciones y terremotos. En épocas más recientes, se le atribuye a este monstruo la desaparición de turistas e incluso de aviones.

El castillo de la Malmuerta

En la ciudad de Córdoba, en Andalucía, existe un castillo con una alta torre llamada "Torre de la Malmuerta". Dicen que en el siglo XV, un aristócrata se enamoró de una joven y bella mujer, que bien podría haber sido su nieta.

Interesada también en el hombre, la mujer aceptó su propuesta de matrimonio. Pero se trataba de una mujer altamente codiciada por otros hombres, muchos de ellos más jóvenes que el aristócrata. Esto despertó en el futuro marido unos celos obsesivos que lo llevaron finalmente a acabar con la vida de su amada.

Los jueces determinaron que la joven mujer había sido "malmuerta", víctima de los actos injustos de su marido, quien fue sentenciado a vender todas sus propiedades y a erigir una torre llamada "Torre de la Malmuerta" en la casa donde había cometido el crimen, en honor a la mujer y en señal de arrepentimiento.

La leyenda de la Basa de la Mora

La Balsa de la Mora, oficialmente conocido como "Ibón de Plan", es un lago de agua glaciar ubicado en el Pirineo aragonés, a casi 2.000 metros de altura, entre los pueblos de Plan y Saravillo, lugar bien conocido por montañistas y amantes del turismo rural. Tras este bello paraje hay una de las leyendas más curiosas del folclore de Aragón, que nos retrotrae a la Edad Media.

Se dice que en la época en la que el dominio de los árabes se extendía por la mayor parte de la Península Ibérica, llegando prácticamente hasta Aínsa, a las puertas del Pirineo, una princesa mora fue emboscada por las tropas cristianas y, tras perder a su séquito a manos de los enemigos, empezó a correr monte arriba, confiando en que la maleza y el tupido bosque la ayudaría a escapar.

Tras varias horas tratando de burlas a los cristianos, camuflándose con la vegetación y avanzando sin apenas despegarse del suelo, la princesa llegó a un lugar en el que la montaña perdía su verticalidad y podía seguir avanzando ahorrando fuerzas, por lo que decidió seguir por ese lado. Sin embargo, al continuar sin atreverse a alzar la mirada para ver por dónde iba, cuando se dio cuenta de que empezaba a rodearla una masa de agua totalmente transparente y casi helada ya era tarde; la princesa terminó en el lago de montaña, donde tan solo los picos a su alrededor fueron testigos de cómo se ahogaba.

Muchos siglos después, se dice que en el anochecer de la vigilia de San Juan, cualquier persona de corazón puro que suba a la Basa de la Mora y se lave la cara en sus aguas, puede ver a la princesa bailando sobre su superficie cristalina, cubierta por varias serpientes.

La leyenda de Aldara

Esta es una de las leyendas gallegas más conocidas y populares, lo cual es mucho decir, porque es por todos sabidos que Galicia alberga una gran cantidad de folclore. Se dice que hace varios siglos, vivía en un castillo un viejo noble llamado Froyás, con dos hijos, Egas y Aldara. Ésta última era una doncella bonita y todavía joven, y tenía como pretendiente a Aras, el hijo de otra familia noble de la región. Todo parecía señalar que pronto se casarían.

Sin embargo, un día, a la hora de la comida, Froyás advirtió que su hija no aparecía por ninguna parte, la estuvo llamando durante un rato largo, y pronto empezó a movilizar tanto a su hijo como a sus soldados para registrar el castillo. Pasados unos minutos, uno de sus hombres le informó que había visto a Aldara salir por uno de los portales y dirigirse al río ubicado a los pies del monte en el que se encontraba la fortificación. Pero tras ir allí y buscar por la zona, nadie encontró ni una pista de dónde estaba la joven, por lo que mandaron un mensaje al castillo de Aras explicando lo que había pasado, pero ni son los refuerzos de ésta otra familia de nobles lograron encontrarla tras varios días de búsqueda. Pasaron los años, y casi todo el mundo se olvidó de Aldara, dándola por muerta, quizás tras el ataque de un oso. Menos Froyás y Egas, que seguían echándola de menos, pero también se resignaban ante la idea de que había muerto tiempo atrás.

Un día, Egas se dirigió a la montaña a intentar dar caza a un urogallo, y justo tras lograr su pieza, vio que en una pradera, a pocos metros, pastaba una cierva de color totalmente blanco. Tal fue la impresión que causó que éste apenas tardó en cargar una flecha y dispararla, por puro miedo a que el animal huyera y no lo viera más. La flecha dio de lleno en la cierva, que cayó muerta en el acto, sin haber podido ni dar un paso. Pero como Egas iba solo y no podía cargar él solo con el voluminoso animal, decidió cortar una de sus patas, recordar dónde lo había dejado y volver al castillo para buscar ayuda.

Al llegar al encuentro con su padre, fue a enseñarle el trofeo, pero en ese momento ambos vieron, horrorizados, cómo del saco de Egas no salía la pata de una cierva, sino la mano blanquísima de una mujer de alta cuna, y en uno de sus dedos se podía ver un anillo: el que llevaba Adara. Raudos, corrieron a la pradera en la que Egas había dado muerte al animal, y allí encontraron a Adara, muerta sobre la hierba y con una sola mano.

Y hasta aquí el post de hoy. La verdad es que de todas las leyendas sólo había escuchado hablar de los amantes de Teruel, la cruz del diablo de Cuenca y de las brujas de Zugarramurdi, de la cual hay una película con el mismo nombre, pero desconozco de qué va, pero sólo conocía en "profundidad" (por así decirlo), la de la cruz del Diablo de Cuenca. 

¿Qué os han parecido? La verdad es que ahora me han entrado ganas de buscar más leyendas gallegas, que sé que tienen un montonazo. ¿Os interesaría? ¿Queréis que haga un post exclusivo de alguna de las leyendas mencionadas o hasta sólo de leyendas gallegas?