Al final he tardado un par de meses en volver a subir otra entrada de Disney, pero es que soy un desastre, porque me propongo hacer ciertos posts, pero nunca me apunto nada y cuando me voy a dar cuenta ya han pasado unos cuantos meses… De verdad que a veces pienso que sería mejor tener un horario e intentar ajustarse a él, pero luego no lo hago y es todo un caos…
En fin, como bien dice el título, hoy traigo la historia real de La Bella y la Bestia que, para quien no lo sepa, es una de mis películas Disney favoritas, ¿por qué no arruinarme mi propia infancia? .
La Bella y la Bestia es uno de los cuentos folclóricos más inciertos. La primera versión pertenece a Giovanni Francesco Straparola, y fue publicada en una antología de nombre: Le piacevoli notti (Las noches agradables) en 1550. Más de un siglo después, en 1697, Charles Perrault integró una versión tosca de La Bella y la Bestia en su colección Contes de ma mere l’oye (Cuentos de mamá ganso). Pero la degradación absoluta llegó con Madame d’Aulnoy y su cuento Le Mouton (La oveja), quien, junto a Giambattista Basile, finalmente demolieron el pasado mitológico del relato.
Sobre esto se publicó una olvidada novela de Gabrielle-Suzanne Barbot, que sirvió para construir la actual versión de La Bella y la Bestia que todos conocemos. Dicha popularidad pertenece a la aristócrata francesa Jeanne-Marie Le Prince Beaumont, que, exiliada en Inglaterra, empezó a trabajar como profesora y, en paralelo, a organizar una antología de relatos folclóricos europeos. Usando la antología de Barbot, la aristocrática traductora publicó un cuento que tomaba sólo los elementos centrales del cuento original, omitiendo los orígenes escabrosos que dan como resultado la transformación del caballero en Bestia; detalle que, para la época, podía sonar un poco… escandaloso.
Aquí dejo un resumen de La Bella y la Bestia tal y como ha llegado a nuestros días (no la versión Disney):
Un mercader tiene tres hijas. Dos de ellas eran odiosas, pero la menor, que por su aspecto delicado llamaron Bella, era la encarnación de la bondad. El mercader pierde su fortuna, y con ella los pretendientes de sus hijas. Pero Bella continúa recibiendo ofertas como siempre. Cierto día, el mercader se embarca en un viaje de negocios, y les pregunta a sus hijas que desean recibir como regalo: las hermanas odiosas piden caros vestidos, mientras que Bella sólo le solicita una rosa.
El viaje termina en desastre. Perdido, el mercader se refugia en un castillo aparentemente abandonado. En el jardín de entrada encuentra un rosal. Se acuerda de Bella y arranca una rosa. Una vez dentro del castillo se encuentra con una criatura abominable, un ser bestial que habla como un hombre educado y le recrimina al mercader su actitud ofensiva. El anciano suplica que desea volver a ver a sus hijas. La Bestia le concede el deseo, pero le obliga a jurar que regresará, o bien enviará a alguien a reemplazarlo.
Al regresar a casa, Bella se ofrece a ir al castillo, ya que fue su deseo el que hizo que su padre arranque la rosa, incitando de este modo la ira de la Bestia. Bella llega al castillo. La Bestia perdona a su padre, pero le pide a la joven que se quede una temporada con él. Eventualmente, la Bestia se enamora, pero Bella se mantiene indiferente. Cierto día, llegan noticias sobre la enfermedad del mercader y Bella le solicita a la Bestia que la deje partir, pero éste se niega. Después de unos días, la Bestia reflexiona y le permite volver con la condición de que regrese en una semana.
Ya en la aldea, las hermanas odiosas planean una estratagema para que la joven se quede más de siete días. Lo logran, haciendo que Bella rompa su promesa. Cuando ésta retoma al castillo encuentra a la Bestia agonizante de tristeza. El monstruo muere, y la muchacha comprendiendo que fue su falta la que causó el desastre, besa el cadáver deforme y le dice que lo ama y que desea casarse con él. La Bestia resucita y se transforma en un príncipe. Luego explica, a grosso modo, que una bruja lo había transformado en monstruo hasta que una mujer hermosa quisiera casarse con él.
Ahora veamos la verdadera historia:
El mercader no existe. Sólo existen tres hermanas. Dos de ellas, brujas y hechiceras que obligan a su hermana menor a servirles como sirvienta y a realizar tareas que la prudencia exige omitir. La joven es atada todas las noches para que contemple aquello que nunca tendrá: la libertad.
Cierto día, un pordiosero leproso asoma la cabeza por la ventana y ve a la joven envuelta por nudos, sogas y cadenas; y le pide si puede darle algo de comer. Sabiendo que sus hermanas la castigarán, Bella igualmente accede a que el hombre pase y se sirva lo que necesite, sin siquiera pedirle a cambio que afloje las ligaduras que la retienen prisionera. El hombre entra por la ventana y sacia su apetito con un gran pedazo de queso. Luego se marcha sin decir palabra. Las hermanas regresan, y al ver el faltante de comida, acusan a Bella de ladrona. La encadenan al sótano y la azotan con brutalidad, provocando una muerte atroz.
El leproso vuelve al día siguiente, se asoma por la ventana, pero Bella ya no está. Le pide entonces a las hermanas si pueden darle algo de comer, pero éstas no sólo se niegan, sino que insultan al pobre hombre. Entonces el leproso, de rostro deformado, una verdadera “Bestia”, les revela que, en realidad es hijo de un acaudalado noble. Las hermanas le ofrecen pan, y el hombre entra en la casa. Una vez saciado su apetito, les confiesa que su padre no es rico, y que él mismo no es otra cosa que la Muerte encarnada, una entidad fugitiva que ha tomado posesión del cadáver de un leproso, ya que al inframundo llegó la noticia de una mujer desdichada que la Muerte le resultaría, en definitiva, una bendición.
La Muerte entonces desgarra los jirones putrefactos de sus ropas, toma las hermanas del cabello y frota sus rostros horrorizados sobre su pecho cubierto de pústulas y excrecencias fétidas. Acto seguido, el leproso se echa a morir junto al cadáver de Bella. Previamente, lleva a las hermanas al sótano y las ata para que contemplen aquello que no tendrán nunca: una muerte pacífica.
El romance en esta versión original está ausente, pero temas como la hospitalidad, la cortesía, la reducción de la mujer a un estado servil, están muy presentes. Será que algunas Bestias no ocultan príncipes ni acaudalados caballeros, sino hombres cuya única riqueza era la esperanza de una muerte piadosa; y Bellas que reflejan una hermosura que no se traduce en facciones simétricas y siluetas voluptuosas, sino en bondad y comprensión del dolor ajeno.
Y este es el final del post, ¿qué os ha parecido la historia real de La Bella y la Bestia?
Fuente: el espejo gótico
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